Historia de Cádiz
(Cuando Cádiz amaneció azulado)
El 20 de noviembre de aquel fatídico año las tropas de la corregidora abatieron sin ambages a los escasos capullos que quedaban en la villa.
A las pocas horas de la debacle capullera, el vocero anunciaba: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército del capullo, han alcanzado las tropas gavioteras sus últimos sillones-posaderas. La conquista ha terminado. Fdo.: La Corregidora de esta noble villa”.
Cuando un tal Rajoy gobernaba ya en la Bética y en la Subbética, la corregidora de la villa se negaba a salir de su feudo para ocupar cargos de más alta relevancia aduciendo que ella se iba a dejar la piel por sus vasallos: “Me dejaré la piel por éstos mis vasallos y el ungüento que utilizo para aclarar mi cabellera me acompañará por siempre como estandarte”.
No hubo misericordia con los perdedores y en el palacio provincial donde administraba mandobles un tal Loaiza, su lugarteniente Colombo se encargaba de quitarle prebendas a los capullos que aún se resistían a los nuevos tiempos.
“A ese quitarle 5.000 reales de vellón”, ordenaba la lugarteniente del reyezuelo del palacio. Y el otro, ultrajado, amenazaba a Colombo: “Cuando vuelvan mis huestes serás la primera en probar mi espada”, a lo que respondía la lugarteniente: “¿Y cuándo será eso?”
Aquel 21 de noviembre del año del Señor Cádiz amaneció azulado. Todo era azul en el reino. Hasta los capullos estaban pensando en cambiar el color de su estandarte. Cosas veredes, querido Sancho.