OPINIÓN

El Pleno Extraordinario sobre la Vivienda celebrado el pasado 25 de julio en el Ayuntamiento de Cádiz va a pasar a la historia de la ciudad, no por el alboroto que formaron los vecinos allí presentes, sino por el derecho que asiste a la sociedad civil para manifestar sus discrepancias con el poder.

En Cádiz parecía que todo iba bien, todo era de color teo, el color de la felicidad, y aquí el único problema que había era que el Cádiz Club de Fútbol estaba en Segunda División. La propaganda y el autobombo han hecho mella en la conciencia ciudadana de los gaditanos. Aquí sólo se movilizaba el personal para protestar porque su agrupación carnavalesca no había pasado a la final del concurso o porque al Cádiz Club de Fútbol le había robado un partido un árbitro desalmado. Hasta el día 25. Ese día unos vecinos hastiados por las promesas incumplidas de sus políticos decidieron gritar ¡Basta ya! Y lo hicieron como el pueblo sabio sabe hacerlo: con pancartas alusivas a los problemas que tienen en sus propias viviendas, con sus gritos desgarrados y atronadores y con la convicción del que se sabe asistido por la razón. (…Más información …)