OPINIÓN

Este relato es pura ficción. Los personajes son inventados y cualquier parecido con la realidad es una casualidad como una casa (pongamos vivienda rehabilitada).
Llegó un día de invierno, de esos que invitan a guarecerse en el dulce hogar al abrigo del brasero. Paseó por las calles de la ciudad y comprobó, para su asombro, que muchas fincas de la zona antigua estaban casi en ruinas. “Esto es un negocio", pensó para sí el asustaviejas. “Un gran negocio", argumentó para sus adentros. Desde entonces, en su tarjeta de visita ponía: “Fulano de Tal (Promotor Inmobiliario)” y su “negocio” iba cada día mejor, mientras las pobres almas a las que alojaba y realojaba huían como si fuera el diablo nada más oír su nombre.
Comenzó rehabilitando las fincas que él mismo visitaba, aquellas que estaban casi en ruinas o a punto de ser expropiadas. Negociaba con los inquilinos. Les pagaba una suma ridícula y los realojaba en otras viviendas que iba rehabilitando por otros sitios de la ciudad. (…Más información …)